La regulación osmótica es el proceso mediante el cual los peces mantienen un balance equilibrado de sal/agua en su organismo, su objetivo es aportar las condiciones adecuadas para las funciones fisiológicas y procesos bioquímicos.
El sistema osmo regulatorio ha evolucionado en cada especie de peces para adecuarlo a las condiciones químicas del agua del medio en el que viven. Si la osmoregulación es alterada por un cambio brusco en la composición química del agua, el pez no puede combatirlo fisiológicamente, si es la primera vez hablaríamos de estrés osmótico crónico, que puede de manera eventual producir la muerte del pez.
En el segundo caso, ese cambio brusco produce el denominado shock osmótico que puede causar la muerte del pez en un plazo de tiempo muy escaso.
También la presencia de amoniaco en el acuario puede afectar al sistema osmo regulador.
Síntomas:
Los peces pueden mostrar los típicos síntomas de estrés, cambios de color, híper o hipo actividad, aletargamiento, retracción de las aletas, respiración acelerada e incluso pérdida del equilibrio. En el shock osmótico se puede apreciar desprendimiento de las mucosas. El organismo sufre una fuerte carga, quedando debilitado, y si las diferencias de conductividad son muy importantes, las articulaciones cartilaginosas del pez en los radios de las aletas pueden estallar por la elevada presión osmótica que sufren llegando a caerse en grandes pedazos.
Causas:
1) Stress osmótico:
Con aguas mal acondicionadas puede dar lugar a su manifestación ya que el sistema osmo regulador se ve comprometido. En ocasiones puede producirse si a causa de una herida o enfermedad en el pez, se produce una permeabilidad en la piel del mismo. Esto se da cuando el agua en el que habitan tiene un nivel mineral inadecuado ya sea por exceso o por defecto, afectando más seriamente a los peces cuyo hábitat natural es rico en minerales y son mantenidos en acuarios con un contenido mineral bajo, ya que el gradiente osmótico (diferencia) entre los dos fluidos, el interno del pez y el del medio en el que habita se incrementa. Por el contrario, los peces cuya osmoregulación sea más efectiva dado que fisiológicamente están adaptados a aguas con alta carga de minerales, y sean introducidos en acuarios con alto nivel de minerales no lo sentirán, pudiendo por lo tanto hacer frente a esa sobrecarga en su osmoregulación, Un ejemplo es poner peces de aguas blandas en aguas duras y a la inversa.
2) Shock osmótico:
Se produce al realizar cambios bruscos en las concentraciones de sales disueltas sin la debida aclimatación, lo que puede conllevar la muerte del pez en 24 a 72 horas, y es una de las causas más comunes de muerte de peces que han sido introducidos en el acuario. El pez sufre una ruptura en su sistema de regulación osmótica debido a la composición química del agua incorrecta. De igual modo que ocurre con el estrés osmótico, heridas o enfermedades que incrementen la permeabilidad en la mucosa del pez (que actúa como barrera de defensa) también pueden causar está afección.
Prevención:
Mantener a los peces según su especie, en las condiciones lo más similares a las condiciones que tienen en su hábitat natural, y no someterlos a cambios bruscos en la química del agua. Esto es de especial importancia en caso en que se produce alguna enfermedad o descompensación de pH (alcalosis y acidosis) y se debe modificar el valor hasta llegar al valor de origen, haciéndolo de manera paulatina para evitar que se produzca este tipo de afecciones. Se debe tener en cuenta sobre todo al introducir peces nuevos al hacerles la adaptación pertinente.
Tratamiento:
Si lo que se ha producido es un shock osmótico, el ajuste debe ser total, si es posible mover las especies a un acuario de cuarentena que tenga las condiciones adecuadas.
Se necesitaran unas 3 semanas para que el agua del acuario de cuarentena se asemeje al del acuario principal.
En caso de sufrir estrés osmótico, la adaptación se podrá hacer en el acuario principal en el transcurso de 1 o 2 semanas.